Me dijo:
"Al final
del día,
con quien yo me acuesto
es con mis fantasmas. Ocupan más de la mitad de la
cama,
me roban la manta,
roncan,
y tienen los pies fríos."
Lo dijo, triste y azul
Y yo, que se más del vértigo que los pájaros,
más de los muertos que las propias flores
Quise
poner a todos ellos ( sus fantasmas)
calcetines impares de colores.
Calentar
con las manos su miedo institucional
Abrigarlos,
desde el silencio sus doce
hasta la cicatriz del brazo derecho.
Pasando por sus noches de insomnio,
hasta llegar a las durezas
de las yemas de los dedos.
Para que no le desvelara
la herencia de la culpa,
las vidas que no fueron ni serán,
el lastre de la memoria tardía,
el estruendo del tiempo
defectuoso,
que ensancha el hambre
y encoje los sueños,
Con el resto de molestias
no pude hacer nada,
pues soy yo quien ahora
ocupa más de la mitad de la cama,
le roba la manta,
y tiene los pies fríos.