viernes, 16 de septiembre de 2011

coffe

es que los labios desnatados no entienden de sabores. Demasiado descafeinado, demasiado “des”. Es increíble como uno se acostumbra rápido a lo insípido, pasa sin que te des cuenta y una vez dentro asusta demasiado cambiarlo. Primero arde, quema, luego se enfría de vez en cuando. Estuve instalada en la Antártida una temporada, y ahora de repente, nada, nada de nada. Y eso es peor que algo, por muy malo que sea. Y no importa cuantos cafés y textos a las 2 de la mañana escribas, porque vas a seguir sintiéndote en el limbo, sin tirar hacia atrás ni hacia delante, porque no eres capaz. A veces sientes aquello, como si… pero ya no quiere volver. Se acabó el tiempo, y entonces te das cuenta de que estas… sola. No te entienden, mejor así. Y con el ultimo sorbo me voy a dormir

1 comentario: