jueves, 19 de enero de 2012

frío




Hace frío. Esta cansada. Para ella a cualquier hora es de noche, siempre tiene sueño.
Se tumba en la cama, las pequeñas luces le permiten leer unas páginas hasta que no puede más. Tiene pesadillas de aquellas en que… como en los viejos tiempos. A veces sueña lo dulce que sería ver un pájaro congelarse en pleno vuelo y estrellarse contra una pared, rompiéndose en mil pedacitos. Tal vez por lo mismo que siempre lee esa clase de libros que te llenan de una tierna sensación de angustia. Se desvela de madrugada y se pregunta cuanto tiempo seguirá así.

Últimamente al despertar tiene la sensación de haber estado durmiendo días, aun así, no soporta levantarse cada mañana. Odia el trayecto en metro, las caras de la gente absorben su energía, todas esas… manos agarradas en las barandillas, le producen una sensación de nauseas. Pero sabe que cuando llegue bajará esas escaleras, y la temperatura aumentará gracias a los gigantes que habitan. Esa cálida cueva le permite por unas horas reencontrarse con su yo. La gente que trabaja allí llevan uniformes con batas blancas y plumas en vez de manos. Crean a través de sus pensamientos, se respira una fragilidad que se acumula en los pulmones, a veces hay que utilizar mascarilla para no inhalar los sentimientos de los demás que, se mezclan entre los esmaltes. Allí se siente en casa, aunque a veces desearía tenerla para ella sola, correr por los pasillos, poner música a un volumen ensordecedor, crear algo grande, muy grande, sin pensar y ¿porque no? Luego romperlo. Aquel lugar le provocaba nuevas sensaciones y le daba vida a algunas partes que su corazón había anestesiado a base de golpes. 



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