.
Ahora me siento tan mentirosa que no me extraña que arrancaras el amor de tus paredes. En días como este aún sin ser domingo echo mano de esa cajita en la que guardo nuestra vida juntos, intensamente breve aunque, vidas mas cortas se han visto, algunas incluso de cinco minutos. Guardo tus memorias de viajes fugaces que ya no recordarás. En un sobre escondidas, están todas las promesas sin cumplir. Supongo que ya nunca nos besaremos en cada esquina de París. En un rincón temblando queda esa frase que solíamos usar cuando sucumbíamos a la desesperación “mientras nos queramos todo irá bien” un recurso que poco después pasó a ser una broma de mal gusto. Es complicado, tienen que compartir espacio con todo el resentimiento acumulado y entonces parece que a pasado una eternidad. Quedan restos de alguna que otra promesa cumplida, esas son las peores. Nunca sentiré lo mismo por nadie. Lamento el día en el que creí lo que estaba diciendo, no hay manera de desprenderse de ello. Es increíble que quepan dos años en una caja tan pequeña, por eso siempre hay algún recuerdo mas arrugado de lo normal. Intento rescatarlos lo menos posible, me da miedo empaparlos. Con tanta presión un día estallará en mil confetis de colores… las mariposas huirán volando, como tu haces ahora, y por mas que deje la ventana abierta no volveréis.