“Donde yo
vivo…”
Decía mi
abuela sentada en su sofá.
“Allí abajo,
donde yo vivo...”
Me explicaba
mientras ignoraba los marcos de fotos.
“¿Cuándo nos
iremos a casa?”
Me preguntó.
No fui
capaz de decirle
que no podía volver a su casa
porque nunca se había marchado de ella.
porque nunca se había marchado de ella.