Era una receta de lo mas sencilla: harina y azúcar a partes iguales, un par de huevos para que sea esponjoso, un sobre de levadura para que suba. Y la ralladura de un limón. Colorante rojo y aromas de vainilla o canela.
Era tan dulce... bastaba un mordisco pequeño para olvidar cualquier preocupación. Cuando se encontraba tan perdida cojía una de chocolate, sus favoritas. Pues sentía que se olvidaba de el mundo, y el mundo la olvidaba a ella. No podia evitar recordar a todas esas personas acechándola con la mirada. No soportaba la sensación de que la gente pensara de lo malo lo peor, ese tipo de situaciones le cortaban la respiración. Quería salir corriendo, quería echar marcha atrás y no estar haciendo todo mal. Tan solo quería querer a quien quería, pero como hasta en la receta mas dulce, si te equivocas con los ingredientes te puede saber amargo.
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