domingo, 29 de enero de 2012

hold breath



Ella parece coordinarse con el temporal. Se nubla, oscurece, caen cuatro gotas... es un pájaro volando bajo la lluvia, un acto suicida, pero la humedad le resulta irresistible como pocas cosas. Siente que el frío le acompaña en todo momento y canturrea canciones en otro idioma refugiada en la rama de un árbol. Cuando nace la mañana el cielo deja de llorar. Boletea hasta su ventana para verle despertar, los ojos rojos, el pelo despeinado... no ha vuelto a pegar ojo.
Le mira bajar de su castillo en las nubes, a veces se pregunta si él también se cree un pájaro. Piensa que la echa de menos, aunque en la pared solo queden restos de blue tack. En el suelo de la habitación, un libro desgastado, pisoteado, creo que no consiguió responderse ninguna de sus preguntas... Puede ver como se sienta en la butaca y empieza a acariciar las cuerdas, emitiendo una melodía temblorosa acompañada por un –turututú que solo puede oír en su cabeza. Parece que hoy tampoco saldrá de la habitación…

lunes, 23 de enero de 2012

Hace semanas que esta jugando. No pasa nada es su respuesta a todo. Finge no saber que no ha sabido. Parece que incluso le esta funcionando, pero el dolor la atraviesa por las noches, le recuerda que es imposible ganar cuando juegas solo.
Desde hace un par de días tiene esa desagradable sensación, la herida se esta reabriendo, lo puede sentir bajo la piel. Quien pudiera mirar a través. No para de doler, y teme recordar lo mismo cada día... Que fácil sonaba cuando decías… y si no te gusta huye.
Lo intento, no dejo de correr, pero me sigues y estoy cansada, otra vez…se me olvida respirar¿Porque no me lo has recordado? Ya me había acostumbrado y casi no llego a sentir el último soplo de viento con olor a mandarinas. Así es como perdía las tardes, viéndote desgranarlas, hasta que tu pelo olía a fruta y tus labios eran ácidos.

jueves, 19 de enero de 2012

frío




Hace frío. Esta cansada. Para ella a cualquier hora es de noche, siempre tiene sueño.
Se tumba en la cama, las pequeñas luces le permiten leer unas páginas hasta que no puede más. Tiene pesadillas de aquellas en que… como en los viejos tiempos. A veces sueña lo dulce que sería ver un pájaro congelarse en pleno vuelo y estrellarse contra una pared, rompiéndose en mil pedacitos. Tal vez por lo mismo que siempre lee esa clase de libros que te llenan de una tierna sensación de angustia. Se desvela de madrugada y se pregunta cuanto tiempo seguirá así.

Últimamente al despertar tiene la sensación de haber estado durmiendo días, aun así, no soporta levantarse cada mañana. Odia el trayecto en metro, las caras de la gente absorben su energía, todas esas… manos agarradas en las barandillas, le producen una sensación de nauseas. Pero sabe que cuando llegue bajará esas escaleras, y la temperatura aumentará gracias a los gigantes que habitan. Esa cálida cueva le permite por unas horas reencontrarse con su yo. La gente que trabaja allí llevan uniformes con batas blancas y plumas en vez de manos. Crean a través de sus pensamientos, se respira una fragilidad que se acumula en los pulmones, a veces hay que utilizar mascarilla para no inhalar los sentimientos de los demás que, se mezclan entre los esmaltes. Allí se siente en casa, aunque a veces desearía tenerla para ella sola, correr por los pasillos, poner música a un volumen ensordecedor, crear algo grande, muy grande, sin pensar y ¿porque no? Luego romperlo. Aquel lugar le provocaba nuevas sensaciones y le daba vida a algunas partes que su corazón había anestesiado a base de golpes. 



viernes, 6 de enero de 2012

Esa mañana se había levantado con el canto del primer pájaro. Tenía algo de sueño pero nada frenaría sus ganas de hacer un buen desayuno. Había conseguido escabullirse de las calidas sabanas sin despertarle, y mientras preparaba los ingredientes emigraba a la luna imaginando lo que estaría soñando.
Siempre había querido hacer eso de concentrar todo su amor en algo comestible, supongo que es por eso que las comidas de nuestras madres siempre saben mejor.
Le encantaba el olor a tostadas recién echas con mermelada de albaricoque, pero esta vez quería hacer algo diferente, que cuando lo probara le hiciera empezar el día con buen pie, aunque eso supusiera dejar la cocina echa un caos.
Mientras la masa iba subiendo dentro del horno se agachaba y apoyaba en él para calentarse un poco. Desde abajo miraba la encimera, llena de cascarones de huevo y una niebla de harina que se respiraba por toda la cocina. El timbre del horno sonó, se podía confundir perfectamente con el de los hoteles, esos que se utilizan para llamar al recepcionista, solo que éste, en cualquier caso aparecería con una bandeja de esponjosas magdalenas.
El olor era tan dulce que la mermelada quedaba en un segundo plano.
Mientras la bandeja llena de caperuzas de colores se enfriaba empezó a batir enérgicamente la nata montada. Su delantal empezaba a parecerse al uniforme de un batallón del ejército.
Una vez lo tubo todo listo solo le faltaba poner la nata con la ayuda de una manga sobre las magdalenas. Tenía virutas de chocolate, que había ido probando mientras cocinaba. Las espolvoreó y se relamió. Ojala le gusten tanto que no se fije en la cocina, pensó.
Las colocó en una bandeja blanca a conjunto con la nata que tenía guardada en el armario del fondo. Quedaban tan bonitas, que se sintió capaz de levantarse al amanecer cada día por el, y de repente volvió a emigrar, fantaseando con un montón de platos deliciosos que podría prepararle, cuando de repente un bostezo soñoliento le interrumpió. Se había despertado, miro el reloj… normal, era tardísimo!
El, arrastrando una manta, todavía en trance, no distinguía del todo la realidad de su sueño de hacía un par de minutos. La había pillado con las manos en la masa y le pareció tan tierna que solo le faltaban las virutas de chocolate por encima. Se quedaron los dos sin habla. Hubo un momento de silencio eterno en el que solo se oía su respiración, no sabia que cocinar acelerara de esta forma el corazón.
Tendió una mano hacia su cara y ella se quedó inmóvil. Con las yemas de los dedos capturo unas motas de masa que habían salpicado en su mejilla y se las llevó a la boca mientras la observaba. Cogió una última bocanada de aire. Se acercó, muy cerca, tan cerca…
La besó, despacio, como si el tiempo se parase y el fin del mundo los invadiese.
En ese instante ella supo exactamente lo que sentía el chocolate al fundirse por el fuego lento.
La envolvió con la manta llena de flecos, que parecía un tanto vieja.
Todavía sostenía la bandeja en las manos cuando el de un salto la cargó entre sus brazos. Haciendo equilibrio con los dulces y tropezando con la manta fueron dando tumbos por el pasillo hasta llegar de nuevo a la habitación, todavía completa y deliciosamente a oscuras...

domingo, 1 de enero de 2012

Good night

Dime porque me cuesta dormir por las noches? por mas vueltas que doi no encuentro la postura. Dame tu hombro, deshazte de el, solo eso, no lo echaras en falta tanto como yo, lo necesito, solo quiero poder dormir.
Orión me quita el sueño, en la oscuridad brilla con fuerza, como si estuviera gritándome “sigo aquí, no me olvides todavía!” Seria de gran ayuda si te sentaras a los pies de mi cama… pagina 108 cap. 9, se que estas cansado pero solo una vez mas por favor, entonabas muy bien las frases de Jack.
Ya no duermo con camisetas anchas, ahora llevo cosas normales como pijamas con búhos, si pudieras prestarme una… no le digas a nadie que no soporto sentirme normal.
Podrías darle al play mientras apago las luces? Me pido el lado de la pared.     
“del melocotón se invento una historia el sol…”(8)


Gracias... buenas noches.